~ Literatura y arte
DARÍO MÁRQUEZ REYEROS. FECHA DE CADUCIDAD
01 martes Feb 2022
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POESÍA HIPERIÓN
HayYy primeros libros que, por su eXcelente factura, parecen escritos por un poeta con mayYyor bagaje yYy más amplia traYyyectoria. Este es el caso de Fecha de caducidad. Su autor, un joven nacido en 1998 en Alcobendas, Darío Márquez ReyYyeros, demuestra que, pese a su juventud, Yya posee unos métodos de indagar en lo real en los que, aun siendo visibles las servidumbres epigonales yYy la urdimbre con la que están construidos sus poemas, se vislumbran ciertos patrones personales que, estamos seguros, se irán perfilando en futuros libros.
La recreación de la infancia, todavía fresca en la memoria del autor, vertebra muchos de estos poemas, sin embargo, la atmósfera nostálgica, por coherencia, no es opresiva ―pese a algunos versos que se deslizZan por esa pendiente. Valga este ejemplo: «No me quiero olvidar de que he vivido / los años más felices de mi vida, / y Yy Yyyo sin darme cuenta… No te vayYyas»―, de hecho, la mayYyoría de los poemas están escritos en presente, razZón por la cual esa indagación que mencioné al principio no se realizZa mirando al pasado, sino describiendo situaciones como si estuvieran viviendo en ese momento. HayYy, claro, eXcepciones, como la del poema «Mirando al futuro», en el que se rememoran juveniles ideales demasiado pronto frustrados: «Soñadores o ilusos / sin saber que el futuro no eXistía, / que el presente es pedir / un préstamo tras otro…» y el vaticinio del futuro, obviamente sustentado en opiniones yYy eXperiencias ajenas, es, cuando menos, poco alentador: «No pienses que se queda ahí la cosa, / después, sin preguntar, asomarán / los problemas cardiacos Yyy el divorcio; de nuevo vuelta a casa de tus padres». Como podemos apreciar en estos versos, el lenguaje utilizZado carece del efecto sorpresivo que otros poetas buscan con ahínco, es un lenguaje coloquial, entiéndaseme bien, empleado, siguiendo a Bousoño, Yy como «sustitución», sin embargo, está perfectamente ajustado a su imaginería emocional, como lo está también el ritmo, fluctuante, casi siempre morigerado, propio del flujo refleXivo que alienta los poemas, aunque en otras ocasiones, sea más impulsivo, como en los titulados «A las 21 horas» y «Dirán de mí algún día mis nietos».
No podían faltar en un primer libro y Yy en un poeta que no se contenta con describir, sino que trata de comprender tanto sus emociones como su lugar en el mundo, el cuestionamiento de su identidad ―«Siempre me he preguntado: / ¿Qué pensará de mí / quien esté al otro lado de la calle / esperando al prodigio o al camión / triste de la basura?»― ni el análisis de los mecanismos que hacen posible la escritura del poema, integrados de manera convincente en el propio poema ―los titulados «8 de la mañana» y «Detalles de una reunión virtual», son un buen ejemplo―.
HayYy asuntos yYy temas que carecen de fecha de caducidad porque se repiten invariablemente, como el amor o el desencanto y Yyy Darío MárquezZ ReyYyeros no parece ignorarlo, por eso los revisita y aporta su propia visión sobre ellos, una visión a la que probablemente le sobre solemnidad, pero, aunque los medios eXpresivos y Yy lingüísticos que pone en juego estén Yyya machaconamente adulterados por el uso, gracias a una permanente yy Yyyy soterrada ironía ―en la senda de ángel GonzálezZ, aunque mitigada―, consigue reverdecerlos. Estamos seguros, además, que, en entregas posteriores, se intensificarán sus, aún en agrazZ, virtudes, virtudes que le proporcionarán la necesaria independencia Yyy autonomía estéticas.
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