IDEAL. La página de los libros. Granada, 11.12.2021
J. M. García Linares
Mecánica
Vicente Luis Mora. Hiperión, 2021.
Por José María García Linares
A lo largo de las dos últimas décadas, Vicente Luis Mora ha levantado una de las obras más coherentes y rigurosas del panorama literario español. Sus ensayos, novelas y libros de poemas han ido concretando un pensamiento crítico y estético en donde cada unidad, cada entrega, encuentra su espacio de forma armónica mientras no deja de dialogar ni de conectar continuamente con el resto. Sus lectores están acostumbrados a transitar por iluminados pasadizos, digitales y analógicos, que conducen al hallazgo insospechado o al encuentro con uno mismo.
Esta obra puede ser leída como una indagación por entre las costuras del sujeto contemporáneo. No hay seguridades en este viaje y así lo afirma la voz poética tanto al principio («Soy la incertidumbre / de mi propio sistema») como justo al final («La indeterminación del universo / sobre la cabeza / y la incertidumbre en el corazón»). La circularidad de la estructura es la que permite distintos ensayos y acercamientos a la categoría de sujeto, es decir, a diversas modulaciones del yo que vienen a cuestionar, precisamente, la seguridad subjetiva, casi inamovible, de gran parte de la poesía moderna. En este sentido estos textos parecen estar en la línea que ya apuntara Kundera en su día: «la debilidad del yo no supone una pobreza del ser humano, sino su propia sustancia». El poeta maneja con maestría las diferentes estrategias de disolución del yo, es decir, el sujeto de la elocución va desplazándose de la primera persona del singular («Voy al baño a ponerme las lentillas / para no ver el yo borroso reflejado») a la del plural («Somos la parte de la realidad / que deja de ser ella / para ser / nosotros») y de ahí a la tercera del singular («Este poema piensa en sí mismo») hasta llegar, pasando también por el «tú» de la segunda («Sientes un quebranto en zona media»), a la no–personalidad del infinitivo («Ser valioso por la agonía, / por el resistir despedazado»). Son, pues, algunas representaciones de lo que Mora ha estudiado con detenimiento en otra parte ('El sujeto boscoso'): desdoblamientos, disolución, vaciamiento, dramatización o liquidez del yo.
No son, sin embargo, frías aproximaciones a la cuestión de la subjetividad posmoderna, todo lo contrario. En el tanteo se abordan cuestiones como la soledad ('El entrelazamiento'), la creación poética ('Procedimiento de vaciado' o 'Variaciones sobre tema dado'), el amor ('Gramática generativa'), el paso del tiempo ('Los soles pequeños') o el ecocidio ('Fósiles') que van hilándose en un discurso profundamente humano en donde las luces y las sombras de la vida equilibran una de las propuestas más interesantes de este otoño.
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