Ir al contenido principal

Casa de tinta de Jesús Montiel. Dos reseñas.


  https://jimyruizvega.blogspot.com/2019/10/memorizar-la-vida.html?spref=tw






Su propio afán


Cinco días de una ausencia

"El mayor de los tesoros, la vida, está desenterrado. Sin embargo, qué pocos lo encuentran", advierte Montiel

Aristóteles nos explica que, en literatura, importa más la verosimilitud que la veracidad. A la mínima sospecha, el lector suspende la suspensión de su incredulidad. Carlos Bousoño, buen hijo de su tiempo, dio un giro subjetivista y añadió que el lector puede no compartir los sentimientos del escritor o sus ideas, pero tiene que considerarlos plausibles.
Hay una excepción que confirma esas reglas lógicas: Jesús Montiel (Granada, 1989). En principio, me cuesta congeniar con su posición sentimental en Casa de tinta (Hiperión, 2019), su último libro, un conjunto de prosas poéticas. Se lo toma todo a la tremenda, con unas grandes dosis de sufrimiento romántico. La agenda es un ataúd portátil. Las redes sociales, una trampa tétrica. Incluso su manera de vivir la vocación literaria resulta agónica: «El poeta: ese obstáculo que debe sortear cada poema». Su hipersensibilidad para los matices y las irisaciones más delicadas a mí, más frívolo y bruto, me choca. Por ejemplo, su mujer tiene que ausentarse cinco días de la casa familiar y él lo vive como el hundimiento absoluto.
Sin embargo, la excelencia literaria del excepcional poeta que es Montiel logra vencer todos los prejuicios. Añorando la alegría de su mujer ausente, se marca una frase que parece un verso de Luis Rosales: «Tu sonrisa está atada a tu corazón como el globo de un niño a su manita». Sólo eso le da a su sentimiento de desamparo una connotación de orfandad que lo vuelve mucho más aceptable. Los niños sí viven la ausencia de unos días como un drama.
Luego hay un fantástico golpe de humor: «Día cuatro. Anochece. En el cenicero veo uno de tus cigarros. Un fósil de la era Nosotros». El fósil y la era ya no son tanto una exageración sino una cobertura para el guiño: ¡con la ausencia de su esposa, lleva cuatro días sin limpiar los ceniceros! Eso sí me lo creo.
Y acabo quitándome el sombrero cuando, en la siguiente sección, el poeta visita un cementerio y reflexiona: «El mayor de los tesoros, la vida, está desenterrado. Y sin embargo, qué pocos lo encuentran». ¿No se van mis semanas sin dar con un tesoro de belleza, quizá por la costra de mis prisas, mi sentido común y mis sentimientos normalizados? Me ha hecho falta Jesús Montiel para dejarme plantado delante de mi cofre y sus innumerables joyas pequeñas.
Ahora estoy deseando que llegue mi mujer para contárselo. ¿No está tardando demasiado hoy, ay? Me desespero.





martes, 15 de octubre de 2019

Memorizar la vida


Todos los días de nuestra vida sucede el caos. Desde que nos levantamos. El caos es una ley que propicia la historia. No se puede predecir nuestro minuto siguiente, lo que sobrevendrá. No existe ciencia capaz de adivinar el día, que sepa anticiparlo, que le sonsaque al día su secreto. El hombre de nuestro siglo lleva al día a clases de protocolo y le obliga a una obediencia ciega, quisiera amaestrarlo y enjaular sus piruetas. Pero el día es una ardilla salvaje. Sus planes nunca son nuestros planes”.

Con este arranque revelador e incisivo, el escritor Jesús Montiel (Granada, 1984), profesor de Lengua y Literatura, poeta con cinco poemarios publicados, entre los que sobresale Placer adámico (2012), Premio Hiperión, y autor también de varios libros en prosa, como Sucederá la flor (2018) o Señor de las periferias (2019), nos presenta su nuevo trabajo, que lleva por título Casa de tinta (Hiperión, 2019), un texto, como otros que le precedieron, de difícil encasillamiento, entre narrativa fragmentaria, prosa poética y aforismos, pero en esta ocasión bajo una estructura más anárquica sin que por ello renuncie a la singularidad de su estilo basado en la mirada introspectiva y en el uso de la frase corta y pulida.

Alumbrado por ese pálpito de verdad y existencia, todo el discurrir narrativo de Casa de tinta viene a mostrar lo que subyace oculto en lo más profundo del escritor, momentos impregnados de vivencias y misterios, tan a la vista como escondidos si uno no les presta la atención debida, lugares comunes donde contemplar el detalle de las cosas sencillas que se suceden en toda vida diaria. No hay nada que no pueda convertir la escritura en sede de lo sagrado, fuera del terreno propiamente religioso, para designar aquello a lo que un escritor pueda consagrar lo mejor de sí mismo como razón de ser. Montiel así lo hace.

Quizá lo contagioso de su manera de escribir, como se ve en Casa de tinta, esté en ese pulso contenido que transmite la palabra del yo como personaje, atento a la vida azarosa, sin dejar de interpelarla, como si nos advirtiera de que pasamos nuestros días mirando anodinamente las cosas, con el riesgo de diluirnos en el mero discurrir del tiempo. Reproducir los instantes de la vida es abrir hueco, resquicios de lo que importa, viene a decirnos: “Lo imprevisible nos pellizca para ver si estamos vivos”. En este sentido, el tiempo y sus consecuencias conforman el hilo conductor del libro, pero fijado más en lo sagrado del instante. Vivirlo, según leemos, supone estar siempre en contacto con uno mismo, con ese testigo interior tan presente y ávido de afectos, tan necesitado de razones para manejar su intemperie.

Es esta singularidad en la que Montiel aplica el sentido de su escritura que lleva a su imaginación a afinar el juicio, almacenar y sopesar su experiencia, como recoge en estos fragmentos: “Escribir es, también, tejer un descubrimiento” […] “Un libro cambia el mundo de postura. Leer es darle la oportunidad a otra forma de mirar las cosas, saltar a un corazón distinto, decapitar el tiempo”. […] “Todos los días soy mi primer obstáculo”. Todo este proceder obedece a un sentir que parte de la observación que, para él, es transformadora, en la misma línea de la que partía Simone Weil que se resume en considerar que no hay arma más eficaz que la atención puesta en las cosas sencillas.

Lo que vamos a encontrar en esta Casa de tinta es un acercamiento a las cosas tal como son, un oratorio del sentir del propio autor a través de fragmentos en forma de diario, aforismos e impresiones sobre la propia vida, la lectura o el significado de escribir. También contiene una carta extensa sobre los aires de la literatura, hoy en día convertida en espectáculo, así como alguna evocación bíblica para resaltar la comprensión de lo que el mundo propone y el narrador responde: “He dejado de creer en lo que me dicen. Ahora sólo presto atención a cómo me lo dicen con el fin de discernir si las palabras interpretan fielmente la partitura del corazón de quien me habla”.

Jesús Montiel sigue escribiendo sus libros desde el interior de su sentir, gracias a esa innata predisposición suya a abstraerse y a vivir de forma emocional lo trascendente de las cosas más pequeñas, a asombrarse incluso ante aquello que a los demás nos parece normal. En su río de tinta hay un discurrir reposado de vivencias y vislumbres de lo palpable de la vida, capaz de reflejar con delicadeza y hermosura soplos poéticos, emotivos y biográficos.

En Casa de tinta se dice que vivir es un continuo prepararse para ello, para la vida. Y cuando se acepta a la literatura como el mejor hacedor posible, discernir en qué genero conviene hacerlo no es lo importante. Es decir, cuando un escritor desata su tinta con perplejidad y asombro, y se dispone a abrir las ventanas de su escritorio para enunciar lo indecible, entonces todo fluye con más naturalidad y gozo. Eso sí que importa, y ese vínculo, en las páginas de este libro, es palpable.

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Lugares donde quienes se amaron se amaron mucho» Héctor Aceves. Premio de Poesía Joven 'Tino Barriuso'

  Héctor Aceves @h_aceves_ «Lugares donde quienes se amaron se amaron mucho» está aquí. Escribí este poemario-novela en verano de 2022 y llega justo cuando vuelve el calor. La tan bonita ilustración de cubierta es de @luvalar . Lo podéis encontrar ya en la web de Hiperión y el 26 de mayo en librerías. Translate Tweet 2:54 PM · May 18, 2023 · 10.6K Views

«Nimiedades» de María Paz Otero en ZENDA

  COLABORAN SUSCRÍBETE MAPA WEB Inicio > Libros > Adelantos editoriales > 5 poemas de María Paz Otero Adelantos editoriales 5 poemas de María Paz Otero 10 May 2021 / zendalibros.com  /  María Paz Otero , poesía María Paz Otero (Madrid, 1995) ganó el III Premio de Poesía Joven Tino Barriuso con Nimiedades , su primer libro, recién publicado por Ediciones Hiperión . Nimiedades es un autorretrato íntimo, valiente y reflexivo. Sus poemas nacen de las vivencias cotidianas de la autora, de su memoria y de sus expectativas sobre el futuro. Es una obra bellísima, escrita con naturalidad y excelente oído. Su publicación significa la incorporación de una voz nueva e importante a la poesía española. Zenda adelanta cinco poemas del libro. *** Es tu cuerpo tan blanco a simple vista Es tu cuerpo tan blanco a simple vista que una podría, equivocada, quedarse en la superficie. Creer en tu pureza, venerarte en domingo con la fe de los creyentes. Po